

A partir del saladero, otras industrias complementarias como fábricas de jabones o de velas se instalaron en el lugar. ¿Podría ser 1884 la fecha de “fundación del barrio”? ¿Fue así, de la noche a la mañana que se instaló el saladero en ese lugar? ¿No habría que pensar en los materiales, y sobre todo, en los trabajadores que demandó su construcción? En una ciudad que aun no había recibido el fuerte impacto de la inmigración ultramarina, ¿es posible que indígenas o descendientes directos de ellos hayan participado de las obras? Con estas preguntas, la idea de un principio único, homogéneo y bien delimitado parece ilusoria. ¿No habrá que desplazar la mirada a los procesos, a las continuidades, y no solamente a los hechos y rupturas? Así, por ejemplo, podría verse que en 1881 se iniciaba la construcción de un muelle de madera que serviría para la futura exportación del saladero.