El “culito” de la olla tiene que estar impecable, porque en una olla tiznada cuesta más cocinar, fue el consejo de Liliana “la vieja” al grupo de Scout Ernesto Pilling de Ing. White mientras compartían la merienda en la Cocina del museo. Liliana llegó junto al grupo de chicas y chicos, bajo la lluvia. Recorrieron las salas preguntándose por los trabajos del puerto y las casas de White, por los viajes, las comidas y hasta por los repasadores. Debajo de ellos, recordaron a Ernesto Dilernia, el “profe”, que fue cocinero del grupo por años y que había dejado un repasador en el museo. Ahora, hacía lo mismo Liliana.
Cuenta que estudió acá (en las instalaciones del museo, cuando era Prefectura) para ser camarera embarcada, pero que por los costos se le hizo imposible de terminar. Pareciera que supo encontrar en las cocinas terrestres otros sentidos posibles; cocinar para otros y para muchos; para niños, niñas y jóvenes, además pasándola bien.
¿Qué mejor que sean sus repasadores de campamento los que den cuenta de ese trabajo colectivo y divertido? Así, usados y gastados, que sean parte ahora del tendal del museo.